"Derecho Real de Superficie Forestal".

X.- Lo que se omite decir. Lo que no dicen la Secretaría de Agricultura Ganadería Pesca y Alimentación de la Nación ni la Agencia de Desarrollo de Inversiones es lo que ha acontecido en nuestro país gracias a la aplicación del "modelo" llamado neoliberal a su economía. Refresquemos la memoria y veamos lo ocurrido en la región chaqueña que abarca diez provincias del norte del país, deteniendo nuestra atención en las Provincias de Santiago del Estero, Santa Fe y Chaco. Nos basaremos en dos publicaciones aparecidas en el diario "El Litoral" de Santa Fe y en el libro de Gastón Gori intitulado "La Forestal" en su última edición de abril de 1999 con prólogo de Osvaldo Bayer. La primer publicación a que aludimos apareció en "El Litoral" de fecha 21/7/03, pag.12, se intitula "¿El río Salado, un enemigo?", siendo su autor el Ing.Forestal Martín Simón, de Funda Paz, que pone en evidencia la destrucción, no sólo de inmensas extensiones de bosques en la Provincia de Santiago del Estero, sino también de su suelo. "El río Salado -comienza diciendo nuestro informante- nace en Salta con el nombre de Juramento y después entra en Santiago del Estero donde comienza a llamarse Salado. Allí, forma bañados muy importantes en Copo, Figueroa y Añatuya, que constituyen enormes áreas en las que habitan numerosas especies animales y vegetales. Además, ejerce una de las funciones de todo bañado, la de regular la cantidad de agua que sigue río abajo." "Siguiendo su curso, el Salado ingresa en tierras santafesinas, captando en Calchaquí las aguas del arroyo Golondrina -que drena en gran medida los Bajos Submeridionales, otro gran humedal- y finalmente llega a la ciudad de Santa Fe, donde desemboca en el Paraná." "A lo largo de todo su cauce, el Salado -desde Salta hasta Santa Fe- cruza bosques propios de la Región Chaqueña, riquísimos en especies vegetales y animales y hábitat de decenas de miles de familias de campesinos y aborígenes." "Ahora bien, este paisaje del río ha sido modificado. En la provincia de Santiago del Estero, donde se desarrolla aproximadamente un 50% de su recorrido, nos encontramos con que estos bosques han sido arrasados, ‘gracias a lo cual’ esta provincia se ha convertido en el 2002 en la tercera productora de soja del país. Esto, que en términos de competitividad parece bueno, es un enorme desastre en términos ecológicos. Con la misma violencia que vimos llegar el agua a la ciudad de Santa Fe, en esta zona se puede ver el trabajo de las empresas inmobiliarias (así se autodenominan). Su oficio es comprar grandes extensiones de tierra, poner a trabajar en ellas 30 ó 40 topadoras simultáneamente y luego vender la tierra como campos ‘limpios’, que por esto valen más. ‘Limpios de monte y limpios de pobladores’. Después de esta ‘limpieza’, el suelo, despojado de su abono natural, o sea el monte, sólo produce por unos años y después es abandonado para ir a realizar un nuevo desmonte. Y mientras tanto los pobladores fueron expulsados hacia los cinturones de la ciudad, bajos e inundables." Veamos ahora lo ocurrido en las Provincias de Santa Fe y Chaco, según la narración de Gastón Gori en "La Forestal". Baste leer su nota de tapa, para convencerse de la importancia del testimonio que allí se vierte y de su actualidad, pues a pesar del tiempo transcurrido, se pretende nuevamente reeditar una experiencia desdorosa para nuestra Patria, que nos lleva de vergüenza y estimula nuestra rebelión contra esos abusos. "Esta es la historia -anuncia el ensayo- de una compañía extranjera que, con la aquiescencia y complicidad de numerosos funcionarios argentinos, compró a ínfimo valor territorios que afectaban principalmente a las provincias de Santa Fe, Chaco y Santiago del Estero, creó en una superficie de más de 2.000.000 de hectáreas casi un ‘estado’ dentro del Estado Nacional, con sus ferrocarriles, puertos, ganadería, industria, pueblos que levantaba o arrasaba a su antojo, normas policiales y comerciales, y hasta ejército y moneda propios…" "Esta es la historia de un avasallamiento de la dignidad humana, cuyos resultados pueden medirse en que, en algunas de sus poblaciones, el 80% de los fallecidos no llegaba a la edad de treinta y cinco años, carecía de real atención médica, entregaba su vida a la Compañía, a la cual le debía comprar los alimentos, vestimenta y el alcohol que les permitía subsistir…" "Esta es la historia de un imperdonable crimen ecológico, el casi exterminio del quebracho colorado sin beneficio para el país y sin el pleno aprovechamiento de una materia prima que, en gran parte, se dejó como pasto de los incendios…" "Pero ésta es también la historia de una épica rebelión ante la injusticia, de una matanza injustificable, de una epopeya que aún tiene visos de leyenda en el noreste argentino, pero que Gori retrata aquí con la pavorosa precisión de las cifras." Como siempre la historia comienza con un empréstito, que no se paga, luego con la emisión de papeles (bonos del Tesoro) que son entregados al Estado en pago de tierras públicas, la entrega de éstas en cantidades enormes, la exención de impuestos a los explotadores de la tierra y por último, bajo la apariencia de conchabar colonos extranjeros, someter a la explotación más inicua a los criollos, sin ley de accidentes de trabajo que los protegiera y originando la temprana muerte a un alto porcentaje de los explotados.Ya vimos como la historia parece repetirse con el invento del derecho real de superficie forestal, la ultraactividad perversa del "modelo" impuesto por las leyes 23.696 y 23.697, la incorporación a las privatizaciones del derecho real de superficie y los incentivos de la Ley Forestal 25080/99. Las inversiones que ofrece la Agencia de Desarrollo de Inversiones hace hincapié en la igualdad existente para los capitales extranjeros y lo que es más grave el costo de la mano de obra de nuestros profesionales universitarios y obreros. "La Forestal" vio la luz de su primera edición en 1965 -hace ya casi cuarenta años- y allí se narran episodios que, lamentablemente parecen actuales. Veamos como Gastón Gori nos relata el origen del negociado referido a la "venta" de seiscientos sesenta y ocho leguas cuadradas a la sociedad inglesa Cristóbal Murrieta y Cía. En realidad, nos advierte Gori que no se trataba de una venta sino de una dación en pago, por lo cual califica al negocio como simulado.Veamos como ocurrieron según el relato del libro que comentamos: "En virtud de ley del 22 de junio de 1872, el gobierno provincial contrató un empréstito con la firma Murrieta y Cía. de Londres. El apoderado de esa empresa en nuestro país era el doctor Lucas González. El pago del empréstito tuvo dificultades y los servicios no pudieron ser cubiertos como estaba previsto. En setiembre de 1880 el P.E., ante gestiones realizadas por el apoderado del acreedor, envió a las cámaras legislativas un proyecto de ley sobre autorización para contratar con Murrieta y Cía. el pago de lo que se le adeudaba del empréstito. Por el artículo 1º, la tercera parte de esa deuda sería satisfecha con bonos del Tesoro, que devengarían intereses, y dichos bonos serían entregados a Murrieta y Cía. con el objeto de acelerar la amortización, serían recibidos por el Estado provincial en pago de tierras públicas. El inciso 5º establecía que se deslindarían tierras suficientes como para pagar las otras dos terceras partes de la deuda, y aclara el artículo 2º que las tierras deslindadas se ‘venderán en Inglaterra u otras partes de Europa para destinar el producido al pago del empréstito’, con lo que daba a entender que los posibles compradores serían buscados fuera de la órbita de intereses de Murrieta y Cía. aunque no la excluía, ni estaba en el pensamiento del P.E. excluirla, por el contrario sabía que esa empresa estaba -de antemano- interesada en las tierras como una solución de pago. El artículo 4º coartaba toda otra posibilidad del P.E. para disponer más ventajosamente de las tierras, si se presentara el caso, porque no podía ‘darles ningún otro destino hasta que estuviera satisfecha la deuda’. Era una especie de hipoteca por vía legislativa, que el gestor de Murrieta y Cía. lograba a favor de sus mandantes." "El autor del proyecto no era un ministro del P.E., como podría suponerse, ni tampoco el gobernador, sino el propio apoderado de la casa de Londres, doctor Lucas González, tal como surge explícitamente del mensaje enviando el proyecto y de la discusión -sumamente breve- que tuvo en las cámaras. Al tratarse el artículo 4º, el senador Torrent dijo que votaría a favor de su aprobación ‘pues el apoderado de la casa Murrieta y Cía. está satisfecho, siendo el autor del proyecto’." "Sancionada la ley -5 de octubre de 1880- de importancia fundamental para las negociaciones subsiguientes, establecía también que se encargaría de su ejecución a una ‘persona idónea’ y el 5 de mayo de 1881 el gobierno, habiéndose deslindado las tierras el 10 de abril del mismo año, otorga poder para venderlas, no a un negociador perteneciente al gobierno, por formar parte de él, o a un experto en asuntos de colonización e inmigración que tuviera fundamentalmente en cuenta estos aspectos, sino que consideró que la persona idónea de que hablaba la ley era el apoderado de Murrieta y Cía. se hizo recaer el nombramiento en Lucas González. De modo que el gestor de los intereses de la casa prestataria de Londres representaba a la provincia en la venta de 668 leguas cuadradas de tierra, autorizada por ley del 5 de octubre de 1880, de cuyo proyecto era autor en nombre de Murrieta y Cía. Esta fue la primera coincidencia que suscitó reflexiones jurídicas al investigador." "Si de acuerdo con el Código Civil -artículo 1892 y concordantes- no existía una incompatibilidad legal, es evidente que la coincidencia de poderes hizo que la mayoría de los senadores provinciales -en cierta ocasión- opinara que el doctor Lucas González había ejercido el mandato de Murrieta y Cía. y no actuó como representante de Santa Fe en la transacción sobre los títulos y la compra de tierra. El gobierno de la provincia le había abonado la suma de $10.000 por su intervención, pero luego solicitó veinte leguas cuadradas de tierra fiscal ‘como compensación de los servicios prestados’ en calidad de apoderado. La Cámara de senadores rechazó el pedido ‘porque el doctor Lucas González no actuó como apoderado de la Provincia, sino de Murrieta y Cía.’ Vuelve luego a insistir solicitando ahora 10 leguas acompañando el poder legalizado como prueba; el pedido es rechazado nuevamente, resolviéndose que el P.E. fijara honorarios y diera cuenta a las Cámaras. En una época en la que gratificar con donación de tierra era frecuente, donaciones que no reparaban en futuros perjuicios y que, contra el cumplimiento de la condición de poblar -fácil de eludir-, favorecían la especulación de unos pocos en detrimento de la masa de labradores sin tierra, no conceder 10 leguas al tramitador de un empréstito millonario y gestor de la venta de 668 leguas cuadradas era por lo menos una prueba de que los nuevos legisladores veían de un modo distinto los beneficios obtenidos por la provincia. (págs.18/21) Más adelante, bajo el título "El latifundio se negocia" (op.cit.pag.41) el autor nos sigue contando los entretelones de este negociado, en los siguientes términos: "La escritura de la venta debía ser firmada también por Juan Bautista Alberdi, que intervenía a nombre del gobierno y que conoció todos los antecedentes de la gestión y su contenido final, pero estando en Burdeos su deficiente salud no le permitió viajar a Londres y otorgó poder para que lo representara el señor Federico Woodgate, inglés radicado en aquella ciudad; de manera que este señor Woodgate, con el doctor Lucas González, actuaron en representación de nuestro gobierno. Pero las tierras adquiridas inmediatamente después fueron negociadas por Murrieta y Cía. y en esa negociación Federico Woodgate actúa como apoderado de Murrieta y Cía. Lo que demuestra que la vinculación de la casa de Woodgate en Londres ya tenía otros antecedentes. Y por último debemos aclarar definitivamente la situación de todos los negociadores: Lucas González y Federico Woodgate representan al gobierno de Santa Fe ante Murrieta y Cía., pero a su vez son apoderados en ése y en otros negocios. Eso ocurría en Londres, mientras en nuestro país, en la zona donde se habían deslindado las tierras para los ingleses, los colonos labraban reducidos campos y explotaban el bosque, y otros enérgicos creadores de riqueza argentina solicitaban concesiones de pocas leguas para crear obrajes de quebrachos y diversas maderas, algunas de las cuales fueron negadas con un ‘archívese’." "En Londres, dos extranjeros en nombre de Murrieta y Cía., otro inglés en representación de Alberdi y un argentino vinculado a los negocios ingleses firmaban la entrega del Chaco santafesino en una extensión de 1.804.563 hectáreas." "Murrieta y Cía. se hizo propietaria de las 668 leguas cuadradas y fracción ‘con la esperanza de poder transferir parte de estos terrenos a una compañía colonizadora, que ellos formarían con sus amigos y bajo su responsabilidad, tomando ellos mismos una gran parte’. Esto dice, con subrayado nuestro, el doctor Lucas González en el informe sobre las negociaciones previas a la venta. Y efectivamente se formó, no una compañía colonizadora con obligación de radicar inmigrantes sino la ‘Santa Fe Land Company Limited’, Compañía de Tierras de Santa Fe. El 22 de agosto de 1883 Woodgate, esta vez a nombre de Murrieta y Cía., tomó posesión de la tierra mensurada después de haber participado en la medición, y el 8 de agosto de 1884 Lucas González, esta vez como apoderado de Murrieta y Cía., vendió el latifundio a la Compañía de Tierras de Santa Fe. En realidad, Murrieta y Cía. participaba de la nueva compañía aportando como capital el valor de las tierras argentinas que pasaron a ser de su propiedad." "De acuerdo con las escrituras públicas, Murrieta y Cía. pagó por 1.804.563 hectáreas, que resultaron en definitiva, a la provincia de Santa Fe, la suma de $1.002.594, a razón de $1.500 la legua; al año siguiente, el 8 de agosto de 1884, vendió a la Compañía de Tierras de Santa Fe a razón de $5.292 la legua. Ganó $3.792 por legua… Con esto se comprueba que el gobierno de la Provincia cometió un grave atentado contra el erario público, al hacer un negocio desastroso. La provincia obtuvo $1.002.594 y Murrieta y Cía., que no transfirió la totalidad de las fracciones, según constancia en el Departamento Topográfico, obtuvo $3.404.001,63, como lo establece la respectiva escritura pública. Y como Murrieta y Cía. forma parte de la compradora, de entrada nomás hizo con nuestras tierras el enorme negocio con una ganancia de $2.402.407… Unos pocos meses después. ¡Y el P.E. agradeció a González y Alberdi porque habían salvado el crédito y el honor de la Provincia! Fue un pésimo negocio o una condescendencia abusiva con el imperialismo inglés, al cual se le estaban preparando ya las vías férreas pagadas con dinero del pueblo, para que pudieran traer desde el corazón de los bosques del norte sus productos a los puestos del litoral. En 1965, el gobierno de la provincia convino en pagar a La Forestal $2.500.000 la legua cuadrada de peor calidad, y $3.750.000 por legua cuadrada de tierra llamada de estancia. Con lo que siguen haciendo los ingleses sus negocios millonarios, mientras en esferas gubernativas se exhibe como un triunfo lo que es una nueva conquista de la compañía que acumula ganancia sobre ganancia… A los $2.402.407 con que se beneficiara Murrieta y Cía. hay que agregarle los intereses de los bonos que recibiera en 1881. Así comenzaron en nuestro país los negocios que serían después de La Forestal. Así comenzaron, ¡a razón del 245% de ganancia!." (pág.41/43)Vimos que "La Forestal" fue escrita hace ya casi cuarenta años. Veamos ahora el testimonio de una protagonista individual de la catástrofe acaecida en los bosques de nuestra Provincia, que fuera publicada en "Cartas de los lectores" del mismo diario "El Litoral" de Santa Fe, en fecha 4/7/96, hace ya más de siete años. Bajo el título "Forestal, sí II" la señora Dorila F. de Ferrero nos da su patético testimonio de lo acaecido en esa Provincia, en los siguientes términos: "Yo he vivido en la zona norte de nuestra provincia en las décadas del ‘30´ y ‘40´ y he visitado la fábrica de tanino de Villa Guillermina en una estadía de tres días con un contingente como alumna de la Escuela Normal de Reconquista, en 1933. La Forestal Argentina S.A., ¡qué ironía!, nada tenía de argentina. Fue una compañía inglesa que explotó despiadadamente y en forma irracional el suelo y al trabajador argentino. Nuestro país tenía una deuda con Londres y saldó esta deuda entregándole a cambio más de dos millones de hectáreas. Era una lonja que se extendía en nuestra provincia desde Calchaquí hasta más allá de los límites con el Chaco, poblada de millones de quebrachos colorados de 200, 300 y más años de edad, riquísimos en tanino." "Las fábricas de tanino fueron varias en la zona, y la más grande fue la de Villa Guillermina, que era la mayor del mundo en aquella época. Trabajaba en tres turnos de ocho horas diarias cada uno y sólo paraba 15 días en el año para limpieza y reparación de las máquinas. Aún recuerdo las aserrineras de la fábrica, donde el obrero removía con una especie de horquilla el aserrín del quebracho a alta temperatura para que libere el tanino, mientras el sudor chorreaba por su cuerpo apenas cubierto con un taparrabos, con sus pies desnudos sobre el piso mojado por su propio sudor." "Este trabajo insalubre hacía que entre cinco y siete años el obrero quedara ‘terminado’, y se lo reemplazaba por otro. Villa Guillermina, en las décadas del ‘20 al ‘50, era una pequeña ciudad, una maravilla en medio de la selva, que dejaba deslumbrado a más de un visitante; tenía todas las comodidades de le época, viviendas confortables, luz eléctrica, redes telefónicas, agua corriente, ferrocarriles, club social, casas de visitas. ¿para quiénes? Para el personal jerarquizado y para los grandes que venían de Buenos Aires y de Londres, que se alojaban en las casas de visitas, atendidos a cuerpo de rey con whisky y cigarrillos importados, mientras que el empleado medio vivía con un sueldo chico, y el obrero raso trabajaba de sol a sol en los obrajes, durmiendo en cualquier parte, comiendo carne abombada y bebiendo de los charcos.La Forestal Argentina tenía moneda propia y también policía propia que perseguía no sólo al ‘negro alzado’ sino también al intelectual que osaba defender al trabajador argentino, mano de obra barata y criolla que no pudieron reemplazar ni siquiera cuando trajeron inmigrantes polacos porque en ese trabajo rudo y riesgoso sólo el ‘negro argentino’ rendía. Hubo una película argentina -Quebracho- que en forma sintética mostraba la explotación despiadada de esta Forestal Argentina, que llegó sin ley y se fue sin ley, aprovechando todos los momentos de conmoción política e institucional del país. Cuando los quebrachales se terminaron, la Forestal paró definitivamente; sin alma y sin corazón, levantó las vías férreas, las redes telefónicas, las viviendas, los galpones y acarreó al sur todo el hierro de las maquinarias, que rompía y desaparecía como chatarra. Hoy, en la zona donde antes había millones de quebrachos colorados, quedan sólo unos pocos ejemplares, pero muchísimas raíces que hay que arrancar para poder dedicar esas tierras a la agricultura y ganadería. Villa Guillermina, Villa Ana, Tartagal, Intiyaco, Caraguatay, Fortín Olmos, Garabato, Golondrina, La Gallareta y Florida, son lugares fantasmas donde el progreso tarda en llegar. Esta es la historia resumida de la Forestal Argentina S.A. similar a la de la explotación del cobre en la zona andina, la vid en Cuyo, la fruta en Río Negro y la lana en la Patagonia." He corroborado la veracidad de este relato en visitas efectuadas al Norte de nuestra Provincia de Santa Fe lindera por el Norte con la del Chaco y con el testimonio vivo de numerosos pobladores de las zonas devastadas.En definitiva, esa es la realidad que presenta nuestro país en todo el resto de la zona boscosa, habiendo sólo ejemplificado con lo acaecido en provincias, Santiago del Estero con la soja y el negociado de los "campos limpios" y Santa Fe y Chaco con el crimen de "La Forestal". Más adelante ejemplificaremos otra vez con Santa Fe, trayendo a la memoria la estafa protagonizado por Eucaliptus S.A. La deuda que la Provincia de Santa Fe contrajo a través de un empréstito con Murrieta y Cía, empresa inglesa, fue pagada con todos nuestros quebrachales, como lo documenta Gori. Caemos en la cuenta entonces, de la actual enorme deuda externa argentina y de que hace poco tiempo una consultora, más precisamente Giacobbe y Asociados realizó una encuesta en Chubut y otras tres provincias, inquiriendo a los ciudadanos si estarían dispuestos a canjear territorio nacional en pago de parte de esa deuda argentina. El cuestionario constaba de treinta preguntas y fue enviado -según la fuente- a 1500 personas de localidades chubutenses como Comodoro Rivadavia, Trelew, Rawson, Puerto Madryn y otras. En diálogo con Radio 21 de Caleta Olivia, Pcia.de Santa Cruz, el titular de la consultora Jorge Giacobbe dijo que la redacción de las preguntas fue realizada por una empresa europea que deseaba conocer "el pensamiento de los argentinos antes de decidir una inversión". Alguna de las preguntas eran las siguientes:"Pregunta Nro.12: ‘¿Estaría de acuerdo que la Argentina entregue los derechos sobre sus territorios en la Antártida para cancelar totalmente la deuda externa del país?’." "Pregunta Nro.14: ‘¿Estaría de acuerdo con ceder territorios fiscales de Chubut para cancelar la deuda pública provincial?’." "Pregunta Nro.15: ‘¿Estaría de acuerdo en la unificación de Río Negro, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego en una sola provincia o región?" "Pregunta Nro.16: ‘¿Cuál es su posición respecto de la propuesta de que la Argentina sea administrada económicamente por un funcionario del FMI o de algún otro organismo internacional?’." "Pregunta Nro.17: ‘Debido a la situación de crisis que vive hoy la Argentina ,¿desea irse del país?’." (www.nexodigital. cm.ar/ deudores/noticia). Lo expuesto es confirmado por el rechazo a la intención de ceder parte del territorio nacional con el propósito de ser canjeado por el pago de la deuda externa, formulado por la Cámara de Diputados de Neuquen.(www.legislaturaneuquen.gov.ar/prensa/documentos/canje.htm) Pues bien, el recientemente creado "derecho real de superficie forestal" nos lleva a sospechar que tal versión -rechazada por todo el pueblo- puede ser cierta difiriendo solamente en que no transferiremos el título que quedará cuidadosamente guardado en la caja fuerte, pero sí todas las riquezas de esas tierras vírgenes que durante el largo lapso de 50 años serán sometidas a intensa forestación, corte y reforestación, recuperándolas en el mejor de los casos totalmente degradada. Lo mismo sucederá con nuestros Bosques Nativos que se extienden en más de 33.000.000 ha.El "derecho real de superficie forestal" consolida el accionar del modelo de los años noventa pues, ante la escasa capacidad de inversión existente en nuestro país, permitirá transferir al capital extranjero veinte millones de has, de tierras vírgenes y treinta y tres millones de has. de bosques nativos, con enorme capacidad de producción, la posibilidad de obtener madera por muchos años y sobre todo hacerse, además, de los "bonos verdes" que significan los certificados necesarios según el protocolo de Kioto que les permitirá seguir enfermando el planeta en los países altamente industrializados.A cambio tendremos trabajo mal pago para nuestros profesionales y obreros en territorios argentinos pero cuyo derecho real de superficie hemos entregado a empresas extranjeras que constituirán enclaves dentro de la Nación.Nuestros legisladores, evidentemente no ven esa realidad y nos presentan un panorama que, lamentablemente no tiene ninguna relación con ella. El Estado no es sino "la organización jurídica y política de la sociedad". Las leyes 23.696 y 23697 prácticamente suprimieron esa definición, abriendo a los extranjeros, con la promesa de paraísos fiscales, la posibilidad jurídica de apropiarse no sólo de nuestros bosques sino también de la conducción política de nuestros destinos.Siempre, detrás de la deuda, del empréstito, del soborno, viene la entrega del patrimonio fiscal y la ruina del país. La historia es larga y la memoria de los legisladores parece demasiado corta, para que el hombre común se lo perdone. Comienza con la enfiteusis rivadaviana detrás de la cual se oculta un empréstito que nos tuvo de rodillas hasta que muchísimos años después pudo ser saldado por Avellaneda. Borda ("Tratado de derecho civil." "Derechos reales" Tº1, ed.1975, pag.20) enumera entre otros derechos reales suprimidos por el codificador, el de "superficie" al que ahora se pretende resucitar y la "enfiteusis" que consistía "en la entrega de un fundo, bien fuera a perpetuidad, bien por un largo tiempo, con cargo de mejorarlo con construcciones o plantaciones y de pagar un canon anual." "En nuestro país -nos recuerda el maestro- la enfiteusis fue creada por Rivadavia como un medio de conceder tierras fiscales sin enajenar su dominio, que quería conservar para el Estado como base de un crédito para obtener empréstitos extranjeros. La experiencia, como tantas otras ilusiones rivadavianas, fue un completo fracaso. Es el inconveniente de inventar soluciones legales sin ocuparse mayormente de la realidad para la cual se legisla." Al parecer la manía rivadaviana se ha transmitido, después de tantos años, a los legisladores, por cuya razón es bueno recordar lo acaecido en el pasado y lo que sigue ocurriendo en la actualidad en materia de deudas y de beneficios fiscales para obtener dinero que se reparte ente los conmilitones y luego no se puede pagar, para que nuestros juristas absorbidos por el preciosismo de su especialidad salgan de él, visualicen el país que los rodea y pongan su saber al servicio del pueblo. En nuestro país el invento rivadaviano fue, lamentablemente, plagiado por otros gobiernos que entregaron a Inglaterra más de dos millones de hectáreas boscosas en pago de una deuda y con el drama santiagueño de la depredación del suelo, la perdida de los bosques y el negocio de la venta de los terrenos supuestamente saneados.