Vademécum publicado por la UINL sobre nociones de liberalización, regulación, seguridad y confianza.
- 12/05/2010
- Internacional
El objetivo de este documento consiste en elaborar unos elementos de lenguaje precisos, formular las cuestiones que plantea la seguridad jurídica en el mundo y las respuestas del notariado para intentar resolverlas.
Así, este trabajo podría servir de base para los participantes en las charlas y congresos organizados por nuestra profesión.
Algunas definiciones de carácter general
Liberalización
Este concepto está relacionado con el liberalismo, es decir, la eliminación de todo autoritarismo. Supone la supresión de las reglas para alcanzar una mayor libertad. La liberalización es la consecuencia natural de la progresiva apertura a una dimensión internacional de las economías que seguían siendo esencialmente nacionales.
Regulación
Es el hecho de garantizar el equilibrio o el correcto funcionamiento de un sistema o movimiento.
Todo mecanismo debe regularse convenientemente para garantizar su eficacia.
Seguridad
Es la situación de quien se siente al amparo de todo peligro, de quien está tranquilo y tiene la sensación de no tener nada que temer. La búsqueda de la seguridad conlleva unas medidas orientadas a salvaguardar los intereses de los actores presentes.
Confianza
Es la firme esperanza en algo, en alguien o en uno mismo, que aporta seguridad frente a una situación o problema determinados. Disfrutar de la confianza de alguien significa inspirarle un sentimiento de confianza libremente expresado.
Aplicación de estas nociones a la vida en sociedad
Todo el análisis se basa en la confianza en el ser humano que debe vivir en libertad. Pero la naturaleza humana conlleva unos defectos que llevan a establecer unas reglas para la vida en sociedad. Es preciso encontrar el equilibrio entre la libertad y la seguridad.
La liberalización en el terreno jurídico y económico consiste en erradicar la intervención del Estado. Llevada al extremo, la liberalización conduciría al triunfo del mercado, que por sí solo permitiría la autorregulación de las aspiraciones de los diferentes actores. Pero la libertad del mercado acaba de demostrarnos cuáles son sus limitaciones. Naturalmente, no se trata de restablecer el intervencionismo: el reto consiste en regular el mercado.
La regulación es la búsqueda del equilibrio entre las nociones de competencia y monopolio, entre el concepto de libertad y el de seguridad. Por tanto, el regulador se halla en el centro de una actividad o transacción: busca el equilibrio, da seguridad y limita los riesgos entre los diferentes actores; contribuye a crear un clima de confianza. Es importante separar a los actores del mercado, es decir, a los “operadores” y los “reguladores”, y velar por la independencia de los “reguladores”. En conclusión, la regulación está buscando su lugar y su influencia en nuestros sistemas jurídicos.
El papel del Notariado
En el mundo hay dos sistemas jurídicos principales que se hacen la competencia: el sistema anglosajón o de “common law”, que pretende ser el promotor de la liberalización de las actividades económicas, y el sistema romano-germánico o de derecho latino, orientado a la regulación.
Regular no significa reglamentar, regular quiere decir intentar darle cierta estabilidad a un sistema. Al contrario de la reglamentación, que es competencia del Estado, la regulación puede encomendárseles a instancias independientes.
El lugar del notariado está entre estos actores, para proporcionarle al mercado una confianza suplementaria. El mercado necesita que reine la confianza entre sus actores. Ahora bien, el notario es un tercero de confianza, seguramente más que otros, ya que su profesión está estrictamente reglamentada. Jurista de lo amistoso, jurista de la transparencia, jurista responsable, el notario garantiza la seguridad de las transacciones. Finalmente, el documento auténtico, la base en la que se sustenta la profesión notarial, es incontestable.
Esta doble ventaja de la intervención de un notario, tanto debido a la organización de su profesión como a su herramienta, el documento auténtico, debería ser considerada por el poder político como una respuesta adecuada a las necesidades de seguridad expresadas por los consumidores y acrecentadas por la globalización.
El notario, con su doble papel de funcionario público y profesional liberal, debe ser una de las máximas figuras de la regulación. De esta forma, el notariado demostrará una vez más que la suya es una profesión con tradición y futuro. Y, sobre todo, que es un actor de primera fila a nivel nacional, continental e incluso mundial, habida cuenta de que forma una de las redes de juristas más importantes del planeta, y además es depositario de la autoridad pública que le confieren los Estados.